St. Vincent

Testigos digitales: la cultura de la autoexposición mediática

En esta ocasión analizarémos la canción "Digital witness" de la cantautora y multiinstrumentista estadounidense St. Vincent. La canción, publicada en el año 2014 para el albúm St. Vincent, es una crítica muy interesante a la cultura de la autoexposición mediática de la era hipermoderna.

Antes de continuar, veamos el videoclip oficial de la canción.


La letra de la canción, que inicia con imperativo ("Get back to your seat. I want all of your mind"; "vuelve a tu asiento, quiero toda tu mente"), nos pone ante un sistema cerrado que lo único que desea es tenernos bajo su control. A medida que vamos avanzando, nos damos cuenta de que la cantante se dirige a una entidad abstracta llamada ("Digital witness"; "testigo digital") que es la audiencia masiva y anónima que delega toda su vida a la televisión, a las redes sociales, a las cámaras y las pantallas. 

El argumento de la canción, que se sintetíza en la pérdida de la intimidad, la profundidad y la autenticidad en la era de la información, se refuerza a partir de una estética retro- futurista que crea una atmósfera distópica y artificial. La cantante, que aparece rodeada de personas uniformadas y sincronizadas, personas que realizan una serie de acciones carentes de emoción, nos da cuenta de un fenómeno de alienación y trasnparencia mediáticos, producto de nuestro uso inconciente y desmedido de las herramientas digitales. Uso que se problematiza con los ejes ópticos de la cámara cuando la línea de encuadre fija la mirada desafiante y provocadora de la cantante. Otras lecturas importantes de la canción, las podemos hacer desde varias perspectivas teóricas, expertas en la autoexposición mediática. Veamos de qué se trata. 

1. La opulencia digital y el gobierno del consumo

Partiendo de la exploración que hace Roman Gubern sobre la inconósfera contemporánea y la proliferación desmedida de imágenes, es decir del fenómeno conocido como opulencia visual o saturación icónica, podemos entender la canción como un sólido ejemplo de cómo las
 imágenes configuran no solo nuestra percepción de la realidad, sino también nuestro comportamiento. La forma en la que asumimos y vivimos dicha realidad. El imperativo de sentarnos para poder obtener el control de nuestra mente, sin pensar siquiera en necesidades básicas como dormir o comer, que se mantiene a lo largo de toda la canción, nos da pie a la reflexión sobre aquello que Gubern explica como el gobierno del consumo. Gobierno que se instaura cuando la imagen se convierte en un instrumento de poder, de manipulación y de seducción, que genera una sociedad del espectáculo materialista y una esclavitud mediática. 

2. Disolvencia electrónica 
Otro autor que nos puede ayudar a  hacer una lectura interpretativa de la canción, es Jean Baudrillard a través de su texto "Pantalla total". Si nos apoyamos en reflexiones suyas sobre la crisis de la representación política y social en la era de la comunicación electrónica, las cuales sostienen que la realidad se ha disuelto en una hiperrealidad basada en los signos y los códigos que circulan por las pantallas, podemos entender la sincronización de los sujetos de la canción y sus acciones vacías y superficiales, como la disolvencia electrónica de los individuos que dejan de ser sujetos políticos y sociales para convertirse en una masa de consumo y de control, sometida a la lógica del espectáculo, de la trasparencia y la fascinación. 

3. Exibición y transformación subjetiva. 


Finalmente, de mano de Paula Sibilia, que en su libro "La intimidad como espectáculo" ha analizado las claves con las que se presentan la exhibición de la intimidad en la contemporaniedad y los cambios que se han dado en la forma en que asumimos nuestro Yo, podemos entender la canción como una muestra de cómo a veces decidimos abandonar el anonimato para lanzarnos al dominio del espacio público a través de blogs, webcams, y redes sociales. La constante preocupación de la que da cuenta de la canción cuando dice ("I care, but I dont care"; "me importa pero no me importa"), es una señal de la trasnformación de la subjetividad de la que habla Sibilia cuando, en medio del poder de la tendencia, se busca la validación y el reconocimiento de los otros, a la vez que se pierden y se sacrifican la privacidad, la autonomía y nuestra esencia. 

La canción es sin duda una invitación a repensarnos el cómo estamos usando las tenologías de esta era hipermoderna. Tecnología que nos aportan grandes avances y progresos, pero también peligros y amenazas. 


Para seguir profundizando, recomiendo: 

















BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA

Baudrillard, J. (2000). Pantalla total. Anagrama. Colección Argumentos. ISBN, 978-84-339-0593-2.

Gubern, R. (1992). La mirada opulenta: exploración de la iconósfera contemporánea. GG editorial. Barcelona. ISBN, 84-252-1338-X

StVincent.(2014). St. Vincent - Digital Witness [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=mVAxUMuhz98








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